Es un diseño de proa en la que el bulbo de proa queda situado en la perpendicular de proa, formando una sola pieza con el casco. Las ventajas son en forma de menor resistencia al arrastre y mayor velocidad en condiciones de mar gruesa. Con ello se mejora la maniobrabilidad del barco, mejora enormemente la capacidad de afrontar mares muy gruesos y permite navegar a mayor velocidad consumiendo menos combustible.

             En definitiva, cuando un barco “pincha” una gran ola en mares con temporal, el volumen sumergido de la proa pasa a ser mucho mayor y por tanto produce potentes fuerzas de empuje en esa zona del barco lo cual se traduce en una rápida velocidad del barco para salir de la ola. Con las proas invertidas, el volumen sumergido al pinchar una gran ola se incrementa, pero en una cantidad que se incrementa cada vez menos, a medida que se sumerge más la proa. Esto hace que el barco sea más “perezoso” en buscar la salida de la ola sin comprometer por ello la flotabilidad del buque que es siempre mucho mayor a la necesaria al trabajar bajo la ola. El resultado es una navegación con muchos menos cabeceos y sin oscilaciones y vaivenes debido a los sucesivos pasos de olas.



En figura de la izquierda, como se puede observar, el modelo que utiliza una proa invertida, entra de una manera más elegante en las olas deslizando el agua por ambos lados de la proa sin chocar con ellas; esto se traduce en un mayor aprovechamiento energético de las mismas al desplazar una cantidad de agua menor lo que comporta una reducción de la resistencia de avance por formación de olas y por tanto una mayor velocidad y un menor consumo de combustible para la misma potencia.

Por otro lado un buque con una proa convencional choca contra las olas desplazando una cantidad mayor de agua y generando un régimen turbulento en el agua que se traduce en una mayor resistencia al avance, menor velocidad y mayor consumo de combustible.

La razón de que un buque con proa invertida posea más estabilidad, radica en la manera de cortar las olas. El volumen sumergido en el inicio de la entrada en la ola es mayor, reduciéndose a medida que se sumerge la proa, traduciéndose en una fuerza paulatina de empuje del agua sobre el casco y por tanto una menor velocidad para salir de la ola. En cambio en un buque convencional, a primera instancia, el volumen sumergido es mínimo aumentado considerablemente a mediad que se hunde la proa provocando una gran fuerza repentina del agua sobre el casco y por lo tanto una velocidad superior para salir de la ola.

Cabe destacar que este tipo de proa es nueva en el mundo marítimo, por ende no existen muchos buques con este tipo de proa. Sin embargo, en los años sucesivos, se podrá observar más buques con este tipo de proa. En la actualidad la mayoría de las embarcaciones que poseen este tipo de proa son yates, remolcadores, aquellos destinados a operaciones de apoyo a otras embarcaciones.

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